29.3.05

Abril

Llueve. Abril está cansada. Tiene frío. La tormenta no le permite cerrar los ojos, con el granizo hiriendo las chapas del techo. Un aluvión de caricias corre impune en el cuarto contiguo. Allí es primavera, y el sol florece en los balcones. Abril no crece hace meses, olvidada por su cuerpo. Su pena más grande yace muerta bajo su mano, entre dos hojas de su diario. Entre el 5 y el 7 de mayo se diseca su soledad, con forma de pétalo. Abril la guarda para tiempos de nostalgia. En el cuarto contiguo no hay recuerdos. Sólo verdades, y presentes. Acá las paredes son oscuras, sucias de memoria. Las luces están apagadas, día y noche. Allá la luz sólo muere cuando el cielo se dispone a dormir, y el sudor tiene vergüenza de ser visto. Las horas pasan muy lento para Abril. Su rostro empapado del rocío de sus ojos, no puede despegarse de su cama. A pocos pasos, tirada, una foto. En la habitación contigua ahora duerme la calma, desnuda y sonriente. La luz comienza a trepar por las ventanas. Abril sigue rendida, colgada de un latido lento. El gemido de un gorrión que se le acerca, la golpea en el exilio. Lentamente, abre las pupilas, tildadas en la nada. En su corazón empieza a abrirse un diafragma. El pájaro le canta al oído, susurrándole el sabor del aire. Abril comienza hoy, nace de nuevo. Despacito, tomando fuerzas, corre las cortinas azuladas. El amanecer le ciega la conciencia. El sol hoy nace con ella. La luz le ablanda la piel. En puntas de pie, sigilosa, traspasa la pared detrás de su cama. En la habitación contigua, Abril se convierte en primavera. Hoy Abril, también es calma.

28.3.05

En esos días...

Si supieras tantas cosas que no se
si escucharas las palabras que no escribo
si leyeras los silencios de cada verso
si miraras más acá de mis pestañas
si escucharas más allá de mis oídos…
Pocas cosas quedarían por decir si lo entendieras
tantas cosas quedarían por vivir si lo quisieras.
Y es que soy tan poca cosa en esos días
y es que soy un poco idiota si me obligan…
Pero acá sigo, como siempre
pasando el tiempo entre mis brazos
y abrazándome al recuerdo del futuro
olvidándome el olvido en los rincones
llenando con miradas los cajones.
Y es que soy tan poca cosa si me obligan
y es que soy un poco idiota en esos días…

26.3.05

Yo

yo soy un pétalo desojado en una margarita
con destino de poquito
o quizás de nada
con silencio inexplorable entre mis brazos
acallados por el paso de los días
de los días sin amor entre los labios.
Soy el dueño de mi orgullo
que rebota en cada nombre de mujer
que se rompe cada tanto en mil pedazos
contra unos ojos, una mano o un adiós
y de a poco
lentamente
vuelve a renacer.
Soy el todo cuando ocupo esta silla
y la nada cuando me encuentro con tu rostro
y soy el grito de protesta en mi cabeza
que retumba y no lo escucho
que muere sin palabras.
Soy un niño contra un pecho de mujer
y me alimento con leche de ilusiones
y me acuna algún sueño
y me mece el deseo de placer.
Porque soy el agüita que corre por mis venas
y soy la bomba que explota en mi corazón
porque estoy enamorado de la vida
y como un ciego
busco amor.

25.3.05

Con restos de sal en la boca

Una lágrima caía por las paredes. La sonrisa se desdibujaba en la ventana, más allá del nogal, a la sombra de la siesta. Una mariposa alumbraba su derrota contra una rosa, que desteñía turbulencia al rayo del sol. Él… impaciente. El viento custodiaba la sequía, y llamaba sigiloso a la tormenta escondida en las montañas. La música sonaba despacito, repetida. Él… cansado. Todo parecía tan extrañamente normal, tan calmo. Una nube se pintaba de caricia sobre un cuerpo sudado. Él… nada. La neblina en sus ojos comenzó a tornarse una costumbre, contemplando las paredes, mirando por la ventana, escuchando el sonido del aire. De repente algo corría por sus piernas, serpenteando sigiloso entre la ropa malgastada. El temblor de su cuerpo no lo dejó moverse, más que en el mismo temblequeo. Sus pies ahora adormecidos no le respondían, casi como era costumbre en su cabeza. Un rumor de agua tibia le llegó hasta las venas, que sabían a veneno hacía un tiempo. Un dolor apagado se apoderó de su pecho, que se quebraba como hoja seca bajo sus pies. Su entorno se fue transformando de a poco, hasta que la alucinación no lo dejó reconocer el lugar. Una luz blanca, con forma de mujer, se le abalanzó en cámara lenta, saltándole a los brazos, besándole los labios. El frío de su boca comenzó a desaparecer, hasta tornar su saliva en talco, y su lengua en sal. La luz se le coló por las pupilas, hasta que todo fue de un blanco invierno, sin forma. Un perfume repetido y el sabor a mar lo relajaron completamente. Y así, despacito, murió en su calma, y despertó feliz.

24.3.05

El sueño aturdido por la calma

Cuando despertó esa mañana todo era calma, afuera llovían charcos, adentro arropaba el calor de un recuerdo, de algo que había soñado, quizás, o de algo que ya olvidó. Porque todo en esos días era frío como el hielo mas allá de sus pestañas, y mas acá, una simple sensación de vacío. Todo dormía a su lado. La ropa prolijamente desordenada en el suelo, su sensibilidad al tacto, el libro que todavía no leyó, el aire… todo. Y él despertando entumecido de entresueños, sin ganas de levantarse, sin ganas de nada. Y el silencio de la luz no lo ayudaba, ella ahí tan callada, como el viento recostado entre los árboles, allá fuera, y él sin fuerzas para abrir palabra.
El rumor de una tormenta que reía en la distancia, cambió todo el negro que alumbraba su ceguera. Un relámpago que andaba de paso asomó por las persianas, y sintió miedo, y apretó fuerte los ojos, y cerró las manos en la almohada. Y es que cada resplandor venía en compañía de una imagen, nítida como la espuma en su boca cuando dormía, como la firmeza de su cuerpo entre sus dedos, como un suspiro que se escapa sin querer en plena noche, a sus espaldas. Tuvo la impresión de estar extinto en esa vida, cada vez mas pasajera. Y la luz se repetía cada vez más inoportuna, y entrelazaba pesadillas con el susurro de los durmientes, cansados del paso del tiempo, de seguir allí sólo por costumbre. Y cabeceó una duda, repetida en sus antojos cotidianos, sin explicación alguna más que el segundero de su pecho, o el latido del reloj. De a poco fue cayéndole en el alma el sueño, y regresó a su muerte diaria, y recobró el soñar. Otra vez yace tendido entre las hojas, hasta que el sol lo obligue a ver su cara, o que la luna le bese suavemente la frente, con ternura, y le baje del brazo una paloma, que se encarne en sus manos, y le enseñe a volar.

23.3.05

En qué calle...

Últimamente estoy cansado de nostalgia
de un futuro pasajero
de un viaje a ninguna parte
de unos besos que están llegando tarde
porque tu inocencia me perturba
no te encuentro en las paredes
ni en mis bolsillos
ni en la copa de los árboles
y no es que no te busque
examino cada pupila
para ver si hay rastro de tu rostro
si hay una pista
si hay algún despojo
pero todo me recuerda a vos
y el incoloro de tus labios
se confunde con el viento
y así camino dormido
pendiente a tu aroma
a tu nada
a tropezarte
y es que todas son preguntas sin respuesta
que confluyen en tu cuerpo
y renacen en tu vientre
e iluminan mi ciega mirada.
¿Con que nombre
con que calma
y en que calle he de encontrarte?

20.3.05

Incierto tiempo

Si supiera lo que ocultas tras tu manto de aguacero…
(eres el derrumbe de un ocaso en el poniente)
Si dijeras dos palabras que sirvieran de recuerdo…
(eres alma de un anhelo en potencia permanente)
Si pisaras mi camino y taconearas azulejos…
(vuelas bajo sobre un río pintado en acuarelas)
Si vinieras una noche a contemplar lo indescifrable de mis sueños…
(escondes una pista en el fondo de mi cuerpo)
Si rompieras el silencio y el mutismo de una vida…
(cabizbaja tarareas una canción mal escrita)
Si poblaras mis mañanas con abrazos verdaderos…
(te refugias en la brisa que se estrella con las plumas)
Si me dieras una pista de tu rostro…
(eres poco comparado con mi asombro en todo el espacio que te reservo)
si algo de esto sucediera, corazón,
(y persiste el recuerdo de todo lo que no sos)
cambiaría mis buscares por el verbo descubrimiento,
(y te amoldas a mis brazos cual arena entre los dedos)
y nada de esto serviría de algo,
(corazón, eres un beso susurrado en el viento)
destino incierto
(perdido en el tiempo)





p.d.: tranquila, no habla de vos, justamente es eso, no habla de nadie.

Él, como uno mismo

Él salió corriendo esa mañana hacia la luz que se escondía en un manto oscuro en su conciencia.
Ella dormía tranquila en la orilla de un estanque verdeclaro, perfumado con fragancias recelosas, adornado con el humo de su piel.
Él tropezó cegado por la luna con el rostro malgastado de una rosa entristecida.
Ella despertó de su consuelo presuroso esa mañana, y con calma, abrió sus ojos.
Él perdió la vida en ese instante en el estanque en que la muerte se convirtió en poesía.
Ella giró su cara al horizonte más lejano, y volvió a dormir su calma, despertando en cada sueño en el que él ya no era el dueño.
Él yace enterrado en la rutina de una vida decorosa.
Ella se rutina descuidada a donar muerte en cada esquina de sus labios.

De cómo el círculo se cierra cuando quedan puertas abiertas

Dos caballeros engalanados se dirigen presurosos al encuentro silencioso de su muerte. Uno encarna la textura estrepitosa de la ruina, con traje negro y camisa roja, y de sombrero una corona de espinas.
Otro sólo es un simple siervo, de los deseos decorosos de una mujer despampanante, irrespetuosa, que lo dirige en línea recta hacia la ruina.
La ruina apresurada por llegar a su destino se aventaja quince pasos de la gloria de la muerte, que se oculta temerosa en matorrales blanquecinos.
Su silueta ya cansada de esconderse asoma triste, con la rabia reprimida de volver a su rutina, obscena, gris, puerca.
Un simple siervo obedece a los deseos de quien ha de decidirle su destino, y se convierte en vida, y renace en tus pupilas.
Otro caballero venturoso y arriesgado no conoce los caminos y las puertas del abismo, y al doblar la esquina se cruza con tus ojos, y conoce la muerte.

19.3.05

Corazón en licitación

Corazón abierto a licitación
pedir información en mesa de entrada
completar el formulario en letra clara
y dejarlo escondido bajo mi almohada.
El requisito indispensable son tus ojos
que pase el tiempo perdido en tu mirada
que destiles poesía en una lágrima
que tu suspiro se convierta en mi calma.
Sólo tienes que tornar mis puños en caricias
y rozarme con palabras el ombligo
que cosquilles con presencia mis entrañas
que te extrañe pero no que te eche en falta.
Dame dos o tres motivos chiquititos
para no poder dormir si no te tengo
y si puedes aunque sea uno solito
para estar aún mas despierto si estás conmigo.
Deberías de ser muy fuertedébil
para transportarme a otro planeta en un instante
para deshacerte en mi pecho cuando duermes
para que tus labios y mi lengua hagan corriente.
Son muy pocos requisitos los que pido
y no soy muy exigente con mis pasos
sólo quiero cumplir con tus anhelos
sólo quiero
poder tenerte

Dando vueltas

En mis breves charlas conmigo mismo
termino siempre en discusión
y en las que no tengo contigo
me lleno de preguntas sin respuesta.
Me había prometido no dar mas de lo que tengo
para no volver a quedar rengo de ilusiones
pero cuando pico en el anzuelo de unos versos
me desangra el paladar y ahí me quedo
atado a un sortilegio que sale de mis caprichos
y acá estoy, desbaratado y sin aliento.
Terco en mi empeño me disfrazo de dureza
y me quiebro por dentro
y no entiendo el sentimiento al que me enfrento
y no te encuentro a vos
y no te entiendo.
Lleno de orgullo o de soberbia
tengo miedo de hablarte y escucharte
tengo miedo a las palabras de tu boca
porque quiero oírte
pero no se si dirás lo que yo quiero decirte.
Colgado de una soga pendulante
me destrozo y me maquino por inercia
me rebalso de gemidos sin objeto
y goteo excesivos pensamientos
pero no les encuentro el sentido
y acá sigo sin respuesta
cada noche
dando vueltas

17.3.05

Hoy no es Domingo

Hoy no es domingo en mi calendario.
Hoy es un día mas
de estos que no suman ni risas ni llantos
en mi historial
en mis manos.
Hoy no estoy en -ningunlado-
estoy acá
y no se por qué
ni se por cuanto.
Hoy es otro día en tu mirada
que cuentagotas
me hunde
mas y mas.
Hoy no es ni antes ni después
no hay temblor
en mi corazón
sólo letargo
alguna siesta
un fuiseremos
ni un nuevo color.
Hoy no me pierdo
en diez dedos
en dos labios
en todo el verde eclipse
en mil años
en un no termines
mañana será pasado.
Hoy no es domingo en mi calendario

Cuando

Vendo el desaliento a mitad de precio,
sólo pido baratijas de escarlata,
un duelo a muerte por retarme,
un par de frases incoherentes.
Sólo pido que ametralles tu pulso al verme,
y que una brisa fría caliente tu cuerpo,
que en tu piel sensaciones tu deseo,
y que abras la ventana para ver un no-reflejo.
Que busques unos labios que apuñalen el tiempo,
que encuentres unos ríos en lenguas de gemidos.
Que inventes cada instante una plegaria diferente,
que creas que mi nombre es la verdad,
y no un delirio.
Que sueñes que te sueño mientras sueñas que te sueño,
que vengas de una vez
y no te pierdas en suspiros.
Yo aquí te espero.

Él, quizás

Era tarde en el temprano desconcierto de su calma.
Él salió a caminar por las paredes de su cuarto,
a pensar en la agonía del desierto.
Se perdió en el blanco granulado conviniendo un tratado con su inverso.
Dejó de ser un simple átomo en la cuesta del descenso
y aún así nunca lo vi oscurecer el resplandor.
Despertó llorando entre sus mantas,
cobijado en el abrigo del pasado.
Nunca supo imaginar un cielorraso de colores misteriosos.
Lavó su pena en corrientes con un gusto oxigenado.
Secó su tiempo en las cortinas del ayer.
Cambió su ropa por gastados adoquines de cemento.
Tiñó su pelo de congojas y desorden,
comió del plato desangrado del invierno.
Bebió el jugo de las cenizas de su llanto.
Corrió desnudo por las calles de una cuarta dimensión.
Clavó una estaca en los pulmones de un veneno imaginario.
Rezó una canción de Silvio y tomó fuerzas para adentro.
Abrió sin miedo las puertas de tu pecho,
y estalló.

11.3.05

Artesana del dictamen

Ponme la sangre en remojo

y amolda cada hueso de mi cuerpo a tus entrañas.

Barnízame la piel con aguarrás de tus caricias

aceita mis heridas

y atornilla mis pesares.

Que vos sos carpintera de mi vida

y arreglas cada instante de mi tiempo.

Que sos cirujana de mis sueños

y esculpes los aromas de mi cielo.

Pero déjame

que quiero valerme solo, sin tus besos.

Que quiero volar sin alas en mi pecho.

No tapes mi pasado con tu presencia.

No pintes acuarelas en mis negros.

Quiero renguear la vida despacito

y solitario pesareo mis antojos.

Aunque...

Reconozco el vacío de mis ojos

sin los tuyos que me guíen los senderos

y conduzco arrebatos tempestades

y flaqueo sin el muro que es tu cuerpo.

Que el pulso de mi reloj se ha atrasado cuatro besos con tu corazón.

Que hoy perdí la sintonía en dos frecuencias del arrullo de tu voz.

Pero...

¿qué es esto?

¿me condeno a ser el siervo implorante de una especie subalterna de mi cuerpo?

¿me permito ser un tonto enmascarado de ilusiones, sólo por un beso?

¿me oculto infimesas cotidianas a la grandeza de su alteza dictadora de humedades?

¿amanezco firmemente en pie de guerra contra el mundo que rodea sin cuidado tu belleza?

Y sí...

Soy un gladiador enceguecido que pelea a mano alzada contra todo,

que es tu imperio.

Y este es mi entierro.

A falta de palabras

Me faltan unos ojos...

los perdí en el viento

los perdí perdiendo el tiempo.

Se marcharon despacito

cerrándose de a poco

con un tono cada vez mas dolorido

con un arco en las pupilas

que flechaba mi memoria

diez abrazos

cinco besos

un te quiero.

Me falta una mirada

tierna

dulce

vulnerable

vulnerando mi segura fortaleza.

Me faltan unas manos en mis manos

cansadas

con heridas que reflejan el alma.

me falta alguien que duerma entre mis brazos

en mi abrazo

y que sueñe que la sueño

y la miro en su calma

y mi pecho se amplía para poder cobijarla.

Tantas cosas me faltan...

un día

una llamada

un silencio en mi mirada

una nota que refleje mis palabras.

14.000 motivos para sentirme pequeñito.

Uno solo que me mata

y de que modo me hace sentir tan vivo...

Lo se. Lo sabes


Se que no debo cuestionarme.

Hacer la vida por vivirla

en paralelo al sentimiento de mi sal.

Se que no debo mirarme.

Estoy descalzo ante tu puerta

a menudo abandonado por mi soledad.

Se que soy cuestión de otra cosa.

Yo allá tan lejos

vos acá tan cerca.

No entiendo mi moraleja.

Se que no debo serme único en mi anhelo.

Soy latido inconstante

tan tranquilo entre mil risas

observado por caricias mentirosas

abordado por caníbales ajenos a mi mundo.

Se que no debo ver mis ojos cuando te veo en el espejo.

Aunque voy a volver a verme en cada lastre

en un sueño me aparezco

renazco

subo por mis piernas con cada beso.

Se que viviré mil historias aunque no quiera.

No puedo evitar ser vida

aunque me duela

aunque me cele en cada pensamiento

de tu reflejo.

Se que no he de pintar cada mirada.

Soy ajeno a mis ojos

reverdezco en cada bostezo

me despierto sin mi abrazo

muero sin el muro de mis manos

pierdo mil batallas sin mis besos.


8.3.05

Besos en la frente

Sembraba caricias en el jardín de su piel
Velaba su sueño, camino a ninguna parte
Pequeños y torpes, perdiendo su tiempo
Gigantes, vulnerables, hablando el silencio
Una simple pregunta resonaba en su boca
Una corta respuesta sonaba segura
Segureando, de a poco, llegó hasta la duda
Una simple pregunta... sonaba a herida
Lágrimas en las venas oxigenaban silencios
Besos en la frente, ocultando un Te quiero
Miradas que eclipsan, unos ojos de cielo
Peleando caprichos pasaban las horas
Mirado al revés, las nubes caían
Un abrazo en letargo, sepultaba sequías
Una vida comienza, tras perder la vida...