27.9.04

Maldita Inspiración

Como ya se lo dije a ella, el último texto que colgó Sol en su blog, me despertó algunas preguntas, algunas dudas y algunas verdades. No voy a ofrecerles preguntas, ni exponer mis dudas, ni darles mis verdades. O eso creo. Sólo voy a hacer lo que siempre. Escribir, y ver que sale.
Esto de la inspiración es una cosa muy extraña, al menos para mí. Por momentos va, por momentos viene, y por momentos ni. De vez en cuando sale algo que me gusta, alguna idea, y lo escribo. Muchas otras salen cosas que no me gustan, y se pierden en mi olvido. Mi forma de escribir es muy mía, y estoy muy contento de cómo escribo… no por el contenido, sino por la forma de escribirlo… generalmente, mis ideas son… así como… escasas… abstractas… muchas veces me viene a la cabeza una palabra, o una frase, principalmente un título. Muchas de esas veces viene acompañado de la frase final. Así como así. Y eso, sólo eso. Y si me acuerdo, y tengo una agenda a mano, lo anoto. Sino… me lo olvido, obviamente. Y cuando estoy muy al pedo, como ahora, me siento frente a la compu, pienso el título… y que salga lo que salga. Y escribo, y escribo… y no me freno hasta terminar… Y así sale. Pero, de todas formas, hay veces que me gusta lo que estoy leyendo al ver lo que salió. Otras veces no, claro. Pero es lo que salió, sin pensarlo, sin adornarlo, sin el “me debo a mi público” de muchas personas. Porque yo no tengo un “mi público”. Yo escribo lo que siento, lo que pienso, lo que sale. Y lo lee quien quiere, cuando quiere, o cuando lo obligo… y si, a veces quiero ver que opina alguien mas… de todas formas, como queda, lo subo… o lo paso, o lo que sea. Porque eso que salió soy yo, y ponerme a cambiarlo para que “quede mejor”, sería mentirme.
Creo que me fui por las ramas. El tema era la Inspiración, esa Maldita que sólo llega cuando estoy triste, cuando recuerdo cosas que pudieron ser y no lo fueron, cuando pienso en las cosas que nunca van a ser, cuando me siento solo, cuando extraño, cuando me doy cuenta lo difícil que es crecer, y lo difícil que va a ser, siempre. Esa Maldita que entre lágrimas o lamentos me saca una sonrisa, si es que me hace sentir satisfecho. Esa Maldita que si estoy feliz, o al menos tratando de estarlo… no aparece… no da ni señales. Esa Maldita que no te deja expresar lo que sentís cuando tenés ganas de sonreír, cuando todo te importa poco. Esa Maldita que se ríe de mí, sólo porque yo me río de los puños que me inspiraban. Esa Maldita que cuando me toca una pizca de felicidad, escasa últimamente, se enoja y me da la espalda. Esa Maldita que sólo porque me río un poco mas, porque peleo por no putear (yo peleo “cariñosamente”, para los que no lo saben), porque me río en la cara del dolor, porque en lugar de lamentarme y decir vení, no te vayas, me remuerdo y digo andate, porque me esfuerzo por ser feliz, y disfrutar, de que se yo, de esto, de nada, de todo, de... no se, algo… se hace la despistada, y confunde el camino. Esa Maldita que se ofende por no llorarte, por no rogarte, por no buscarte. Esa Maldita que no sólo me ignora, sino que me juega en contra, haciéndome escribir cosas como esta. Esa Maldita que viene cuando quiere, que juega conmigo, que se retuerce si río y se llena si sufro. Esa Maldita sádica oportunista. Esa Maldita egoísta, que no me deja dormir al acostarme, y que no llega cuando estoy despierto. Esa Maldita inspiración conspiradora de felicidades, abusadora de pesares, sonrisa de calaveras, sollozo de girasoles. Esa Maldita que hoy, por suerte, no vino.