18.9.04

Ella y las mujeres

Ella era la mayor obra de arte puesta sobre la tierra, mezcla de pinceladas finas, cinceles de diamante y plata, hecha con los materiales mas preciosos desparramados a lo ancho y largo del universo, tallada, pintada y pulida por las manos mas hábiles que se perdieron en el destierro. Ella era casi perfecta, lo mas cercano a la perfección que se puede llegar. Sólo tenía un defecto... Ella era, en parte, humana.
Ella era hermosa, inteligente, dulce, tierna. Ella tenía todas las cualidades que se pueden desear. Y también tenía pizcas de cosas negativas, esenciales para crear una armonía ideal en el acercamiento a la perfección... porque claro está, que si Ella fuera constantemente calma, bondadosa, irradiante de belleza, con todas las certezas y cada una de las respuestas... simplemente, sería agobiante.
Ella se paseaba rauda entre el resto de las mujeres. Éstas, a su paso, parecían desaparecer. Ella no lo notaba. Tampoco le hubiera gustado notarlo. Pero a su lado, las mujeres eran ínfimas.
Cabe destacar que había todo tipo de mujeres, mujeres que, lejos de Ella, nadie podía negar su amplia belleza, o simpatía, o inteligencia, o bondad, o ternura. Pero junto a Ella, no existían, porque Ella era la mezcla perfecta de todas las mujeres, y a la vez, de ninguna. Ella era casi perfecta. Podría haber sido perfecta tranquilamente, pero de haberlo sido, hubiera dejado de ser perfecta. Ella tenía esa "casi perfección", que la hacía perfecta.
Ella... todavía no existió.